QUE BIEN ESTAMOS.
Había una vez un socialista que salió a cenar un sábado por la noche con su mujer.
Y al pasar por un parque vio a su hijo de 19 años tirado en la acera con un coma etílico, y dijo:
"Ahora sí que hay libertad".
Y un día, cuando llegó del trabajo, y encontró a su mujer con un moro en la cama, gritó:
"¡Viva la integración! ¡Goza, Mohamed, goza!". Y se sentó en el sofá a ver la televisión, mientras el morito terminaba la faena. Y escuchó en el telediario que una banda, compuesta por dos españoles, tres marroquíes, cuatro colombianos y tres turcos, habían introducido en España 3000 Kg. de cocaína, y se dijo:
"He ahí la alianza de civilizaciones".
Y después, cuando el morito terminó, tuvo que llevarlo a su casa. Eran las tres de la mañana, y al pasar por una carretera solitaria, vio a unos gitanos que estaban robando un campo de melones. Y pensó: "Qué bien va España, que hasta los gitanos hacen horas extras".
Cuando llegó al poblado chabolista y dejó al morito en casa, vino un camello y le ofreció toda clase de drogas. Y él le dijo: "¡Joder, qué gran variedad de productos, y luego decís los autónomos que estáis mal!".
Al día siguiente fue de visita a casa de su hermana, y allí vio a su sobrino de 12 años, y le preguntó:
- ¿Qué has aprendido hoy en el colegio?
- Hoy han enseñado 40 formas distintas de masturbarse.
- ¡Viva la educación para la ciudadanía!
Y al volver a su casa, vio a unos jóvenes de la izquierda aberzale quemando un autobús. Y se dijo: "Sí, señor, ahora la izquierda puede llevar a cabo sus proyectos, no como antes que estaban perseguidos por la dictadura". Y unos metros más adelante, en la azotea de un edificio vio cómo un empresario arruinado saltaba al vacío. Y pensó: "Luego dicen que no hay soluciones para salir de la crisis".
Y así, mientras paseaba, iba reflexionando sobre lo bien que, según él, estaba España. Y les dijo a sus amigos:
-¡Pues aún hay algún tonto de los cojones que vota a la derecha!